Presentación^^

He creado este blog para recibir críticas sobre mi pequeña novela. Al principio puede ser un poco liosa pero si se sigue leyendo se entiende. Si os pasais por aquí o la leeis mandadme un mensaje a mi tuenti:
http://www.tuenti.com/#m=Home&func=index
Besos!L

http://www.youtube.com/watch?v=Z0X5FlUnsh8

Este es el trailer del relato:)



sábado, 28 de julio de 2012

Cuatro Estaciones Contigo 2ºEntrada:)

Tarde de junio ...

Y era una tarde de Junio, en la que todas habían quedado para ir a la piscina. Sabía que sus

amigas solían retrasarse pero después de esperar media hora bajo un sofocante sol, ya se

había hartado. Hacía tiempo que sus amigas habían cambiado pero nunca pensó que tras

todo lo que pasó y en el momento que más las necesitaba a todas, en el momento en que

únicamente tenía ganas de llorar hasta vaciarse por dentro, ellas se apartaran de su lado.

Hacía pocos años que su vida había dado un cambio por el hecho de que Álvaro había

pronunciado dos palabras, y solo hacía un mes que toda su vida había vuelto a cambiar…

un cambio que nunca superaría. Y ahora volvían los cambios, porque se encontraba más

sola que nunca en medio de un recinto abarrotado de gente, voces y lo que más rabia le

daba, risas. Antes ella también era así, una chica que estudiaba de lunes a vienes y que se

dedicaba a pasarlo bien las tardes y las noches de fin de semana. Ya estaba agotada, porque

cada vez que su vida cambiaba le costaba más acostumbrarse.

Yo a pesar de parecerme a ella, no era más que un niño inmaduro que también había

sufrido cambios, pero en comparación con los de ella … Antes de que todo pasara yo ya

me había fijado en sus labios que algún día soñaba con besar, yo ya había deseado que esos

ojos se posaran en mí, pero un gran amigo se me adelantó, ese rubio, de ojos color

turquesa y brillante sonrisa la enamoró y a pesar de todo aguanté día y noche

reprochándome el por qué yo no había sido capaz de decirle lo que sentía.

Y ahora me había quedado sin Álvaro, me habían confiado el alma triste de esa pobre chica

que ya no irradiaba luz ni felicidad, y únicamente poseía un secreto que guardar.

Me acerqué a aquella chica desconocida para mí, que tenía el corazón partido en mil

pedazos como si de un cristal roto se tratara, y me encargué de ayudarle a recoger los

cristales para reconstruirlo sabiendo que había una pieza que no encajaba del todo.

Porque por algún extraño motivo esa chica de rostro aniñado, facciones descompuestas,

ojos tristes inundados de lágrimas y labios mordidos por una inquietud permanente no se

diferenciaba tanto de la que antes había sido una chica madura, dulce, divertida, alocada,

responsable y enamoradiza.

Y además una parte de Álvaro estaba anclada a Nuria, su Nuria. Y aunque más que nada en

el mundo yo deseara que esa chica volviera a estar libre, sabía que ese deseo nunca se

cumpliría porque esas cuatro estaciones juntos los había unido tanto como para dar la vida

el uno por el otro si hubiera sido necesario, y aunque ella no lo supiera, así había sido.

-
Hola – dijo apenada cuando me vio acercarme hasta ella.

-
¿Qué tal estás? – esta pregunta era un sin sentido puesto que solo le haría recordar

lo mal que iba todo, pero me salió así y me dije idiota porque esas palabras salieran

de mis labios.

Unos pequeños ojos verdes, me miraron diciendo con esa mirada todo lo que tenían que

decir. Y durante nuestros primeros encuentros la única compañía que encontraba era la del

silencio y la de una mirada que no dejaba de rememorar mi memoria. La suya.

Cuatro estaciones contigo 1ºEntrada:)


Esa noche, mirando las estrellas ...


Sin darme cuenta, me fui enredando más y más en la vida de esa chica, pasé a formar parte

de ella, no de la manera que quería… pero con solo verla feliz, y a mi lado me

conformaba.

Esas noches veraniegas mirando las estrellas resultaban ahora bastante obvias y nuestras

conversaciones también. Solo era cuestión de tiempo que esa “x” se despejara dejando el

resultado de una ecuación que a mi me parecía simplemente perfecta.


-

¿Y esa chica? - Preguntaba ella, a casi todas horas.


-

Pues, creo que todo va bien – Solía responderle yo.


-

Pero, ¿como es? - Siempre volvía a preguntar ella.


Esa noche, como cada otra, le revelé otro de sus hermosos datos, ella ya sabía que era

castaña, divertida, guapa, lista … sabía que podía seguir mil noches más diciendo adjetivos

que la definieran, pero para ella uno por cada noche estaba demasiado bien. Hice cálculos

y llegué a la conclusión de que dentro de varias noches ella adivinaría quien era esa chica

que tanto me hacía reír, que tanto se colaba en mis sueños, que tantas veces me había echo

volar y obviamente también me había echo caer de la nube en la que me había montado.


-

Pues, es muy loca – Dije esa noche, aunque ese no era uno de los adjetivos de mi


lista.


-

¿Loca?


-

Si lo piensas, sí.


Más allá en mis pensamientos continué mi frase: con loca me refería a que era capaz de

reír a carcajadas y hasta llorar mil veces solo en la mitad de tiempo, quinientos días. Que

tenía una imaginación desbordante, que la verdad, me encantaba. Que tenía esa típica

sonrisa siempre en la cara y que decía y hacía cosas que nunca se te habían pasado a ti por

la cabeza.


-

Venga, esta noche tienes que decirme otro.


-

Bueno – Cedí – Tiene unos ojos verdes que emanan un precioso brillo dorado.


-

Me he quedado igual, como si no hubiera gente con los ojos verdes por el mundo –


Dijo con ironía.
Me aguanté las ganas de decirle que los suyos eran únicos que con una solo mirada

llegaban a cambiar mundo, para ser exactos, mi mundo, que cada vez que se giraba y me

hablaba mirándome con esos ojos esmeraldas mi alma se derretía y mi respiración se

entrecortaba, pero estos detalles los guardé para mí.

Se tumbo en el césped húmedo y se acurrucó a mi lado. Miró las estrellas como si fueran

lo más hermoso de este planeta y supe que pensaba en alguien. Con tono melancólico

pronunció estas palabras.


-

¿Vas a decirme algún día quién es esa chica?


-

Tengo la esperanza de que algún día lo adivines.


-

Si tu supieras… cada mañana me levanto pensando en quién será la chica de la que


tanto me hablas, aquella que se tira todo el día en tu mente, cada noche me acuesto

pensando en quién estas pensando tú y por supuesto sé que es en esa chica, pero no

alcanzo a encontrarle una solución a tus palabras – sabía que este juego había

durado mucho y que por mí seguiría alargándolo más pero ella se cansaría.


-

Impaciente.


-

¿Qué has dicho?


-

Que ella es muy impaciente.


Hizo caso omiso a mi comentario y cambió de tema. Me miró directamente a los ojos.


-

¿Sabes? A mí también me está empezando a gustar un chico.


No me dejo tiempo para responder.


-

Cada hora que pasa siento que necesito verlo, en menos de un minuto mis


pensamientos ya se han desviado y proyectan en mi cabeza sus ojos, su sonrisa…

no puedo parar de pensar que piensa de mí y sin embargo lo tengo cerca, muy cerca

y no soy capaz de decir un simple “te quiero”


-

Eso es porque esa persona te importa, porque no quieres volver a recoger los


pedazos de tu corazón de nuevo, porque ya te hicieron daño otra vez y ahora tienes

miedo.

Sabía que había cosas que no cambiarían jamás, que su corazón estaba empezando a

recuperarse pero que con un soplo podía volver a desmoronarse, sabía que ella estaba sola,

y que solo me tenía a mí, porque esas “amigas” habían tirado su disfraz a la basura tal y

como la habían dejado tirada a ella. Porque sencillamente a ellas no les importaba nada lo

que le sucediera a Nuria.


-

Te quiero – dije seguro de que a ella que tanto daño le habían echo, no me podía


hacer daño alguno.

Y esas lágrimas que tanto me había esforzado para que no se derramaran, empezaron a

surcar su cara, esta vez no hice nada por evitarlo, me limité a sonreír porque sabía que ya

era hora de que volvieran a caer lágrimas de alegría que parecían haberse extinguido en

estos últimos años.